El encuadre no es otra cosa que definir, elegir
para componer los elementos que aparecerán
en la imagen, cuales
vamos a priorizar, cuales trataremos de disimular y cuáles vamos a
descartar para organizar el espacio de nuestra obra y el resultado esté
acorde con el mensaje pensado.
El encuadre sirve para concentrar la atención
del espectador en la imagen, por lo que la correcta selección del motivo
es un paso fundamental en el proceso fotográfico.
Previamente
lo aconsejable es pensar en el motivo a mostrar en base a las proporciones del
marco de nuestro visor o nuestra pantalla de la cámara a utilizar.
1. Horizontal. También denominado apaisado por
ser el formato más habitual para capturar una escena interesante y paisajes, es el formato más común
y se suele decir que produce sensaciones de serenidad, calma y dirección.
Aunque en la fotografía digital varía ligeramente la proporción
con respecto a la clásica película de 35 mm, sigue siendo la forma más tentadora
para componer, además de que fácil dejarse llevar por él, ya que es el formato
que nos dispone la cámara en su posición horizontal. Por ello, es recomendable no
abusar del mismo y probar otros encuadres hasta dar con el más idóneo al
motivo.
2. Vertical. Más conocido como formato retrato,
por ser el más adecuado para los retratos de medio cuerpo. Produce sensaciones
de fuerza y enfatiza las líneas y planos verticales, confiere más poder
visual a las diagonales. Es ideal para el retrato de cuerpo entero y
primer plano, además de ser. Es el más utilizado comercialmente para
publicidad, revistas, portadas de libros, etc.
3. Cuadrado. Es un formato más estático y mucho más
limitado. No es propio de la fotografía digital, sino que viene de las
películas instantáneas Polaroid y de las películas de 6×6 para
cámaras analógicas de formato medio. En digital podemos lograrlo en la edición
posterior, recortando de los otros formatos, aunque el resultado final pueda
ser satisfactorio tiene la desventaja de que no ha sido compuesto con el
mismo rigor y parámetros. Los márgenes cuadrados son simétricos y transmiten solidez
y estabilidad. En algunos campos es muy gratificante su utilización
(vegetación, plantas, flores…), aunque es un formato en desuso, también debido
a la dificultad que conlleva la composición.
4. Panorámico. Es un formato impactante en paisajes
tanto naturales como urbanos y, a pesar de su historia y tradición, sigue
resultando original. Requiere una cuidadosa selección del lugar o
motivo y plantea dificultades de composición para no dejar zonas superfluas. Se
trata de un formato muy de moda en la era digital, porque con los avances
tecnológicos es muy sencillo crear una panorámica. Casi todas las
cámaras incorporan esta función y con los programas de edición, el montaje de
distintas tomas es muy sencillo.
Algunos aspectos que a que tener en cuenta en el encuadre:
- La ubicación: La tendencia natural cuando comenzamos en la fotografía es ubicar el motivo en el centro del encuadre, que se suele denominar síndrome de (“ojo de buey”). Esta composición deja zonas superfluas y aunque es atrayente enriquece mucho más la obra intentar descentrar el motivo para liberar la composición. Es necesario separar el motivo y el fondo para lograr realzar los detalles.
- Tamaño del encuadre: Del mismo modo, hay una tendencia natural a no acercarse al motivo, un cierto temor a no recortarlo. Es habitual encontrar fotografías en lo que todo queda tan general que no sabemos en dónde acentuar nuestra mirada y es debido a que no hemos realizado una correcta composición, por lo que hay que intentar aproximarnos al motivo y realizar la composición para que en el encuadre el espectador capte rápidamente lo que queremos mostrar. En los retratos se enfatiza mucho si llenamos el encuadre y es un recurso que nos puede ayudar mucho a mejorarlos. Sólo hay que fijarse en las fotografías en prensa, donde es habitual encontrar primeros planos donde el rostro suele tener la frente cortada o no es mostrado completamente.
Conclusiones: todas estas indicaciones nos pueden
ayudar a mejorar, pero como siempre hay que tener en cuenta que las reglas no
son inflexibles y que lograr una fotografía bien encuadrada que funcione
depende mucho de nuestra creatividad. De todas formas, experimentado y,
sobre todo, disparando mucho en diferentes encuadres aprenderemos nosotros
mismos a mejorar los encuadres.